Coma

Anna acaba de cumplir la mayoría de edad, pero su deseo de ingresar en la vida adulta se ve interrumpido por la pandemia. Encerrada en su habitación y con las videollamadas como único canal de comunicación con el exterior, la joven encuentra vías de escape (sus muñecos de la infancia, una inquietante youtuber y un juego de memoria) para soportar el presente. Con el correr de los días, sus acciones, su cotidianidad y, sobre todo, sus pesadillas comenzarán a verse alteradas por estas nuevas obsesiones. ¿Qué más se puede hacer en circunstancias tan frágiles, en las que el tiempo parece estar suspendido? En su nuevo largometraje, que completa una particular trilogía sobre la juventud luego de Nocturama (2016) y Zombi Child (2019), Bertrand Bonello esboza una respuesta o, como él mismo define en el misterioso prólogo de la película, un gesto ante ese interrogante: solo queda hacer cine.