Pacifiction

De Roller es un hombre calculador, pero de modales impecables; el típico diplomático intrigante al servicio de una gran potencia. Se desempeña como comisionado de la República francesa en la paradisíaca Tahití, cargo que le permite fluir entre las grietas de la sociedad isleña. La experiencia le ha permitido desarrollar la habilidad de entrar y salir a su antojo tanto del círculo rojo de las clases distinguidas como de los bajos fondos. Esa capacidad se volverá muy útil cuando comience a extenderse el rumor del avistamiento de un fantasmal submarino, cuya presencia podría anunciar el regreso de las pruebas nucleares francesas. En Pacifiction el catalán Albert Serra ofrece un retrato incómodo de la decadente banalidad de la Francia burguesa, evitando la tentación de volver a clavar la aguja de su compás cinematográfico en la omnipresente París.