Un sueño como de colores

“¡Ah, por fin!”, cuenta Valeria Sarmiento que expresó el cineasta neerlandés Joris Ivens cuando le mostraron, durante un viaje a Chile, este primer trabajo de la realizadora. Es que eran épocas en las que este tipo de producciones privilegiaban fundamentalmente las cuestiones políticas vinculadas con las luchas de clases, y la aparición de este cortometraje sobre mujeres que hacían striptease en los cabarés más conocidos de su país fue una anomalía bienvenida, aunque también condenada por su escandalosa osadía. Con este corto temprano sobre perspectiva de género, que investigaba y exploraba el rol de la mujer, se iniciaba una extensa carrera que continúa hasta hoy.