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Entrevista con Nicolás Herzog, director de «Elda y los monstruos»

Entrevista con Nicolás Herzog, director de «Elda y los monstruos»

Elda quiere convertirse en una estrella de glam rock. Cuando no está sobre un escenario, ella es Diego Detona, un docente inseguro. En un viaje espiritual junto a un grupo de amigos y amigas, intentará descubrir cuál de las dos es su auténtica identidad. Elda y los monstruos es el nuevo trabajo del director Nicolás Herzog, cuya filmografía previa incluye los documentales Orquesta roja (2009, 24° Festival) y Vuelo nocturno (2016, 31° Festival). La sombra del gallo (2020) fue su primera película de ficción. Herzog se licenció en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires y trabajó como productor y director de televisión.


En gran parte de la película, Elda se muestra con mucha naturalidad, sobre todo en los diálogos. ¿Cómo fue el trabajo con ella y cómo fue el proceso de escritura del guion?

Cuando conocí a Diego Detona, Elda aún no existía. O al menos no se llamaba “Elda”. A principios de 2018 decidí hacer un casting para una película que iba a filmar en Concordia. De repente, entró al set una mujer rubia, esbelta, con falda azul, polera roja y chatitas, portando una guitarra criolla en la mano. Se sentó y sin mediar palabra comenzó a tocar y cantar. Me contó que se llamaba Towanda y que vivía con un chacarero en una estancia rural del norte entrerriano. Sobre el final de la audiencia, le pregunté si podía invitar al casting a Diego, ya que con ese nombre aparecía registrada Towanda en la ficha con su edad: 29. Una hora más tarde, sin ningún resto de maquillaje, se presentó a la audición un muchacho alto, muy delgado, un poco tímido y cara triste, que me contó parte de su vida, sus conflictos, sus fantasías y desamores. Tiempo después, Diego debutaría en cine formando parte del elenco de La sombra del gallo. Luego del rodaje profundizamos una amistad. Compartimos un grupo de amigos en Concordia, la ciudad de mi infancia, y eso encaminó el vínculo. Poco a poco, Diego me fue confiando que estaba en un proceso de tránsito hacia un nuevo género, pero que nada lo desvelaba ya que se sentía cómodo dentro de su ser dual, fluido. Le propuse indagar en algunos temas y comenzamos a desarrollar el proyecto de película.

¿Qué te llamó la atención de Elda como para trabajar con ella?

La experiencia de trabajar juntos en La sombra del gallo y, sobre todo, el vínculo que logramos previo al rodaje fueron fundamentales para que Elda terminara de soltarse y confiara en un proceso que fue muy a tientas durante más de dos años, hasta lograr una estructura de guion en la que se sostuvo el proyecto. No fue fácil, porque aunque habíamos empezado muy bien (la primera etapa de rodaje fue previa al confinamiento de marzo 2020) con la pandemia nos distanciamos y el proyecto estuvo a punto de ser abortado. Sin embargo, en 2021 logramos conseguir los fondos para retomar y ese tiempo de aislamiento me ayudó a desarrollar y pensar mucho en la película. En ese tiempo, entendí que el film además de un retrato tenía que ser un viaje, y que narrar la amistad y los vínculos era algo más potente que indagar en el proceso de transición de género. Allí se sumó Santiago Giralt, quien colaboró en la etapa final del desarrollo de guion, y la película se terminó de estructurar en base a un peregrinaje de amigos en busca del altar escondido de una joven asesinada en el pueblo. Uno de los desafíos en términos narrativos fue encontrar el punto de equilibrio entre la dimensión fantástica y el retrato de Elda. Era importante que todo fluyera con naturalidad. Y en este sentido, tanto el trabajo con un elenco debutante para rodear a Elda (Natalia Curcho, Calypso Summer, Fran Dacunda y Anul Oribe), que traspasa la pantalla en todo momento, como un guion disponible al juego y la improvisación constante fueron elementos fundamentales para lograr esa frescura que transmite la película.

Algunos de los puntos más fuertes de Elda y los monstruos es la música y las secuencias musicales. ¿Desde el comienzo la película tenía una gran cantidad de números musicales? ¿Las canciones ya existían antes de la película o fueron escritas para el relato?

Como conté antes, la música estuvo presente desde el primer momento en que conocí a Diego. Ya habíamos trabajado en un número musical con su personaje en La sombra del gallo y había funcionado muy bien, por lo que estaba convencido de que la música iba a ser un elemento central de la película. Durante la primera etapa de rodaje en el verano de 2020, Diego había armado una banda que se llamaba Elda y los Detonantes junto a Santiago Butto, Alan Anderson y Mario Devoto. En ese momento llegaron a componer algunos bocetos de canciones, pero durante la pandemia Mario dejó la banda y decidimos incorporar a Lautaro Osorio y Juan Cruz Federik, que bajo la dirección de Matías Sorokin trabajaron durante un año en una docena de canciones originales. Fue un proceso muy arduo para el diseño de producción de esta película, donde tuvimos que armar una banda, componer, escribir letras, producir, filmar y posproducir. Pero al final de cuentas estoy muy conforme con el resultado. La música no solo tonifica la película, sino que le provee una profundidad dramática al personaje a partir de sus letras y al despliegue de las escenas a partir de la puesta en escena de los shows.