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Competencia Internacional

Entrevista con Sara Summa, directora de «Arthur & Diana»

Entrevista con Sara Summa, directora de «Arthur & Diana»

Arthur & Diana es una de las películas que conforman la Competencia Internacional. Una road movie que coquetea entre la ficción y el documental, donde tres personajes emprenden un accidentado viaje desde Berlín a París que incluirá policías, fiestas, funerales y varias discusiones. Sara Summa vive y trabaja en Berlín, donde estudió dirección. Su primer largo, The Last to See Them, se estrenó en la 69° Berlinale.


La película está filmada en varios formatos y todos le dan una textura única y cierto aire de familiaridad. ¿Qué buscaban con esta inclusión? ¿Cómo fue el trabajo de montaje a la hora de acoplarlos?

El concepto visual estuvo muy influenciado por el amor que Faraz y yo tenemos por el celuloide, y la necesidad de encontrar una apariencia única para la película. Por razones relacionadas con la libertad que queríamos mantener en el acto de filmar, y con el aire nostálgico de película casera que une pasado, presente y futuro en un solo movimiento, decidimos filmar en una combinación de varios formatos de video y en 16mm, y luego imprimir el resultado final en 16mm. Tuvimos que realizar muchas pruebas de antemano. La elección de qué cámara usar para cada escena se hizo antes del rodaje (a veces por razones prácticas/técnicas, a veces por razones más relacionadas con el contenido), y durante la edición fue en gran medida una cuestión de suerte, de ver si todo encajaría más o menos de manera homogénea. Pero también trabajamos mucho en el proceso de la graduación de color para unir las diferentes texturas, aunque al mismo tiempo queríamos mantener la calidad ecléctica del cambio entre formatos y tipos de imágenes. Como muchos elementos de la película, este ir y venir lúdico es una parte inherente de su lenguaje, que a veces señala su propio proceso de realización cinematográfica, y para mí es parte de la forma en que la película construye su raison-d’être.

La familiaridad también se desprende de la naturalidad de los diálogos. ¿Cuántos de ellos ya estaban en el guion? ¿Llegaron al rodaje con gran parte de la película escrita o se fueron sorprendiendo al igual que los personajes de las cosas que sucedieron en el viaje?

¡Me alegra mucho saber que los diálogos parecen naturales! Sin embargo, toda la película estaba escrita y cada toma fue planificada meticulosamente. Queríamos abrirnos a la vida y esperábamos que nos sorprendiera en el camino. Esto sucedió principalmente por el personaje de Lupo. Tenía dos años en ese momento y, aunque era muy consciente del proceso del que formaba parte, una vez puesto en situación, no actuaba, sino que principalmente estaba. Él vive frente a la cámara, lo que por supuesto impulsó a los demás actores a hacer lo mismo en algún aspecto. Entonces hay algunas acciones y diálogos espontáneos que terminaron sucediendo y en ocasiones cambiando el curso de algunas escenas, aunque nunca de forma radical. ¡Y lo más sorprendente es que Lupo también repetía las mismas acciones y reacciones toma tras toma! De todos modos, él es mi hijo y yo soy su madre, así que esa relación fue escrita pero también genuina. De hecho, desde que escribí el guion, también sabía muy bien cómo se comportaría, y escribí las escenas pensando en eso. También sé cómo llevarlo a ciertas reacciones y, como yo era su compañera de actuación dentro de la toma, podía fácilmente obtener algunas reacciones que quería de él dándole los impulsos correctos para empezar. La película también se escribió muy rápido, en cuestión de semanas, como un impulso vital, y pude hacerlo porque de alguna manera ya conocía muy bien a estos personajes, ¡no solo a Lupo sino también a mi hermano!

¿Cómo fue la experiencia de trabajar con tu hermano y tu hijo en los mismos roles que se ven en la película?

El proyecto de esta película nació como una autoficción. Eso significa que en realidad se trataba de hacer este extraño experimento de lanzar a personas reales en sus relaciones de la vida real a una ficción frente a una cámara, y ver qué puede nacer de este contraste, como una obra de “performance art”. Porque la película no es necesariamente autobiográfica (excepto por algunos elementos, por supuesto), sino que explota la dinámica real, el amor y las tensiones entre mi hermano, mi hijo y yo –es decir, todos miembros reales de la familia– para hablar sobre los lazos familiares, la infancia, la paternidad y, más específicamente, la maternidad, así como temas de pérdida y duelo en general. Fue parte del juego de esta película desde el principio, vivir juntos esta experiencia y compartir una increíble aventura creativa y un pedazo de vida con algunas de las personas que más amo. Trabajar con ellos tuvo sus desafíos, pero también fue un gran regalo. La película es de alguna manera un documento de la infancia de mi hijo y eso la hace increíblemente personal y querida para mí. También fue muy interesante dirigir desde adentro de la escena y no desde afuera. Te da un poder diferente como director, dirigís a través de tu propia actuación. Por supuesto, también perdés parte del control al mismo tiempo, ya que no siempre tenés la imagen completa detrás de la cámara. ¡Pero eso es parte de la emoción!