Un lugar en el mundo

Esta es la historia de dos retornos: el de un padre que vuelve del exilio y el de su hijo que, años más tarde, regresa al pueblo de su infancia en busca de algo que ni siquiera él sabe qué es; quizás sea el recuerdo de ese padre que ya no está, o un lugar que ya no existe. “Hay cosas de las que uno no puede olvidarse. No tiene que olvidarse. Aunque duelan”, dice. Como suele pasar en las películas de Adolfo Aristarain, padre e hijo están atravesados por su pasado y por sus ideales, y por las tensiones que nacen cuando la realidad los pone a prueba. Pero hay aquí un tercer regreso: Un lugar en el mundo fue también la película con la que Aristarain volvió a filmar en Argentina después de diez años. Y aún hoy sigue siendo una contundente evidencia de la potencia narrativa y el dominio del oficio cinematográfico que lo convirtieron en uno de los directores más importantes de nuestra historia.