Noticias

Competencia Argentina

Entrevista con Camila Fabbri, directora de «Clara se pierde en el bosque»

Entrevista con Camila Fabbri, directora de «Clara se pierde en el bosque»

En un viaje familiar junto a su novio, una sobreviviente de la tragedia de Cromañón comienza a replantearse su futuro. La idea de maternar, un proyecto sobre su adolescencia y los ecos del fatídico recital alteran su cotidianidad y no la dejan tranquila. Clara se pierde en el bosque forma parte de la Competencia Argentina y es la ópera prima como directora de la escritora, dramaturga y actriz argentina Camila Fabbri. Escribió y dirigió las obras de teatro Brick, Mi primer Hiroshima y Condición de buenos nadadores, entre otras. Como escritora publicó los libros de cuentos Los accidentes y Estamos a salvo, y la novela El día que apagaron la luz. Como actriz participó en la película Dos disparos, de Martín Rejtman.


Clara se pierde en el bosque es tu ópera prima como directora. ¿Cómo fue la experiencia de dirigir por primera vez?

La experiencia estuvo muy atravesada por sensaciones familiares con otros rodajes en los que había estado, desde el lugar de actriz. Cuando tenía 23 años actué en un largometraje de Martín Rejtman y después vinieron otros, largos y cortos, de distintos realizadores. Esas horas ahí, rodeada de esos equipos y esos tiempos, fueron una especie de pequeña escuela. Además, para este proyecto armamos un equipo de lujo, con Victoria Pereda en dirección de fotografía, Ignacio Ceroi en asistencia de dirección –ambos habiendo hecho muchísimas películas antes– y bajo la tutela en producción de Pablo Chernov, quien también tiene mucha experiencia. En ese sentido me sentí muy acompañada y pude hacer lo que más me gusta: dirigir actores.

Hace unos años publicaste un libro que comparte temática con esta película. ¿Cómo se retroalimentaron estos dos proyectos?

Pienso que algo de la esencia del libro permanece, probablemente en distintos proyectos que voy encarando. En este caso puntual, la propuesta original fue de Diego Dubcovsky, al sugerirme escribir un guion que guardara relación con El día que apagaron la luz. No quise cerrar un sentido ahí, seguir hablando de la catástrofe, sino que quería contar algo del después, de la vida adulta que de repente llega después de algo así, para un personaje que ha sobrevivido. ¿Cómo será eso? ¿Qué preguntas trae? Pero nada de sumergirnos en el dolor otra vez.

La película cuenta con registros no profesionales tanto en recitales como de personas y lugares de esos primeros años de los 2000. ¿Cuándo decidiste incluirlos entre la ficción y cómo fue el trabajo de selección?

La decisión de incluir material de archivo estuvo desde el principio, estaba escrito así en el guion. Habría voces en off, estilo audio de Whatsapp (esto tomado también de algo de mi libro), con imágenes de esa época. Queríamos contar la adolescencia, los lugares, las personas, y esa era la mejor manera. Trabajamos en conjunto con un archivista, Luciano Zdrojewski, que nos ayudó a encontrar material, y dimos con Jason Blalock, quien había viajado a Buenos Aires en 2001 para documentar a los fanáticos argentinos de los Rolling Stones. Ese hallazgo fue clave para la película. Fuimos muy afortunados en dar con él.