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Entrevista con Eduardo Williams, director de «El auge del humano 3»

Entrevista con Eduardo Williams, director de «El auge del humano 3»

Un grupo de adolescentes de Sri Lanka, Perú y Taiwán viven en latitudes y culturas extremadamente diferentes, pero persiguen las mismas urgencias y ambiciones: subsistir, escapar de sus alienantes trabajos y adueñarse de su tiempo. El auge del humano 3 es el último largometraje del argentino Eduardo Williams, quien también dirigió otras películas, como Pude ver un puma (2011), Que je tombe tout le temps? (2013), ¡Tôi quên rồi! (2014), El auge del humano (2016), Parsi (2018 y Un gif larguísimo (2022).


Al igual que en tu ópera prima, volvés a retratar a un grupo de jóvenes, y las urgencias siguen siendo muy parecidas. ¿Es lo que esperabas desde el principio o te sorprendió? ¿Seguís en contacto con ellos luego de terminar el rodaje?

Esperaba que temas como la imposibilidad de elegir cómo usar nuestro tiempo y en qué nos gustaría trabajar siga siendo la misma. En esta película quería trabajar con personas de diferentes edades pero me fue muy difícil encontrar personas que ya hayan entrado al mundo laboral y estén interesadas o tengan tiempo de participar. Creo que esto es principalmente porque las presiones económicas cuando uno deja de ser joven son mayores y es más difícil tener tiempo para participar en proyectos diferentes y que no son parte de la profesión principal de cada persona. Sigo en contacto con la mayoría de las personas que actúan en la película. 

¿Qué te motivó para filmar la película con esa cámara y esos objetivos? ¿Qué fue lo que buscabas con esa decisión?

Había usado una cámara 360 en un corto que hice en 2018, Parsi. La razón principal para volver a usarla fue la manera de encuadrar que practiqué en ese corto; quería usarla en una película larga y más narrativa. Una vez grabadas las imágenes, las miré usando los anteojos de realidad virtual y grabé mis movimientos. De esta manera el encuadre de la película es el que yo decidí con el movimiento de mi cabeza y mi cuerpo cuando miraba las imágenes dentro de la realidad virtual. Esto me parece interesante porque cambia el momento y el estado mental en el que pienso el encuadre; normalmente es durante el rodaje y ahora fue en posproducción. También cambia físicamente cómo encuadro, ya sin llevar la cámara con las manos sino moviendo la cabeza y el cuerpo, siendo bastante diferente qué quiero mirar y cómo me muevo. También tenía curiosidad por saber qué ideas nuevas podrían surgir usando esta cámara y qué cosas no iba a poder hacer. 

La temática parece ser infinita y, una vez vistas las dos partes, parece que esta serie de películas puede no terminar jamás. ¿Seguís interesado en explorar estas historias o en los próximos proyectos vas a cambiar el rumbo?

Por lo general siento que todas mis películas vienen de algunos temas y métodos de trabajo que me interesa repetir y otros que intento cambiar. Imagino un cambio de rumbo leve y constante. Hacer una película en varios países es algo que no creo que dure para siempre, ya que me resulta muy cansador físicamente y con el tiempo se va haciendo más difícil.