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Competencia Argentina
Entrevista con Ingrid Pokropek, directora de «Los tonos mayores»

Ana sufrió un grave accidente y debieron colocarle una prótesis metálica en uno de sus antebrazos. Durante las vacaciones de invierno, advierte algo muy extraño: como si su brazo fuese una antena, empieza a recibir extraños mensajes en código morse. Los tonos mayores, que participa de la Competencia Argentina, es la ópera prima de la argentina Ingrid Pokropek, quien hasta ahora se había desempeñado como productora, guionista y docente. Dirigió los cortos Chico eléctrico (2021), Shendy Wu: Un diario (2019) y otros. Produjo películas como Trenque Lauquen (Laura Citarella, 2022) y Las poetas visitan a Juana Bignozzi (L. Citarella y Mercedes Halfon, 2019).
Por momentos la película parece una excusa para recorrer y homenajear a la ciudad, pero, a su vez, te apropiás de esos espacios para incluirlos en el enigmático mensaje que recibe Ana. ¿Cómo trabajás esa relación entre la ciudad y las historias que elegís contar?
Muchos de los puntos formaron parte del entusiasmo de verlos filmados, y otros fueron elegidos porque –al menos en mi opinión– parecen salidos de una fábula o de un clásico relato de aventuras. Fue así que se construyó el recorrido que haría Ana, la protagonista. Por otro lado, me gustaba que Ana viviera en las afueras de la ciudad (tal como viví yo mi infancia y adolescencia) y que fuera el deseo por descifrar el enigma lo que la convocara a viajar constantemente hacia capital, a estar todo el tiempo desplazándose arriba de un colectivo o de un tren. A esto se suma la decisión de que Ana tuviera catorce años, esa edad en la que no se es del todo niño ni tampoco adulto y la independencia o la autonomía son todavía algo a descubrir: uno vive con poca plata en el bolsillo, poca batería en el celular, poca capacidad de previsión. Me interesaba esa precariedad del movimiento adolescente. Deambular por una ciudad que uno está empezando a conocer, lejos de casa, inconsciente del peligro.
Más allá del amor por la ciudad, Los tonos mayores irradia pasión por la ficción y por la aventura. ¿Qué es lo que te llama la atención y qué te motiva a hacer este tipo de cine, que es tan difícil de encontrar en estos tiempos?
Al igual que en varios de mis cortos anteriores, lo que más me interesaba era hacer que en un verosímil más o menos realista ingresara un elemento levemente sobrenatural, casi fantástico. No pensar un mundo alternativo de magos, brujas o vampiros, un mundo con reglas completamente distintas a este, sino hacer que en lo cotidiano irrumpiera un elemento extraño. Más allá de la trama principal, a lo largo del film se narran pequeños relatos de este orden: un edificio protegido por lo que parece ser un libro mágico, gente que escucha la radio a través de una muela, un código cifrado en las arenas de Marte. Me gustaba que entonces la travesía de la niña la invitara a descubrir que el mundo o la ciudad están plagados de misterios. Sin dudas deseaba que esta fuera una película de aventuras: una aventura urbana, enigmática y luminosa. Espero haberlo conseguido.
La música, las frecuencias, los tonos, las melodías, la sonoridad. Todo este mundo es parte fundamental de tu película. ¿Cómo fue el trabajo con el sonido?
La música es esencial para esta película. No solamente por una cuestión estética o rítmica, sino sobre todo por su importancia narrativa: es la partitura que la amiga de la protagonista escribe con los pulsos que la niña recibe, la clave para luego poder descifrar el misterio. La música es el vehículo de traducción. Me interesaba que las cosas pudieran tener sentidos múltiples: unos pulsos en un brazo pueden ser también un punto y una raya, una negra y una corchea. Esto fue posible gracias al músico Gabriel Chwojnik, quien compuso “La canción del latido” (el leitmotiv del film) y quien verdaderamente tuvo que partir del código cifrado para luego construir una melodía. En cuanto al sonido, fue gracias a Miguel de Zuviría (montajista), Javier Fernández Jensen y Gabriel Real (directores de sonido) que pudimos hacer convivir cierto realismo con algunos elementos de la ciencia ficción. Juntos pensamos de qué modo debía sonar la placa en el brazo de la niña. Cómo hacer presente para el espectador aquello que es, en definitiva, un enigma invisible.