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Competencia Latinoamericana

Entrevista con María Aparicio, directora de «Las cosas indefinidas»

Entrevista con María Aparicio, directora de «Las cosas indefinidas»

Mientras intenta superar la muerte de un cineasta con el que colaboraba habitualmente y busca recuperar el entusiasmo que le generaba el cine, Eva ocupa su tiempo en el montaje de una película sobre personas ciegas junto a su asistente y aprendiz. Las cosas indefinidas es el nuevo trabajo de la cineasta cordobesa María Aparicio, programada dentro de la Competencia Latinoamericana. Entre sus trabajos previos se destacan su ópera prima Las calles (2016) y Sobre las nubes (2022, 27° Festival).


Tus películas evidencian un interés por el rol que ocupa el trabajo en la vida de las personas. En este caso, retratás a trabajadores del cine, mayormente anónimos. ¿Qué es lo que te interesó del mundo del montaje y del trabajo en general?

Filmar el montaje significaba para mí la posibilidad de representar una pregunta por lo visual. Creo que la relación que los seres humanos establecemos con la producción y circulación de imágenes cambia y se intensifica cada día. Eso hace que el momento que estamos viviendo sea tan abrumador como fascinante, más aún para pensar el lugar del cine en un presente superpoblado de imágenes y registros fílmicos de todo tipo. Dónde está el cine, entonces. Bueno, estas preguntas están siempre dando vueltas en mi cabeza y hacía tiempo que estaba intentando encontrar una manera de trasladarlas a una película. Eso apareció cuando pensé en filmar a alguien que se dedica a un oficio que por excelencia trabaja con la manipulación de las imágenes, con sus duraciones, sus problemas, sus relaciones, sus sentidos. Entonces aparecieron estos personajes: una montajista y su asistente, que es a su vez su amigo, que dedican una parte importante de sus vidas a las películas, a las preguntas y a los contrasentidos que aparecen en el proceso de hacerlas. En definitiva terminó siendo una película sobre la amistad, el cine y el duelo.

Tanto en Sobre las nubes como en Las cosas indefinidas lográs que el espectador se preocupe por lo que les pasa a cada uno de los personajes. ¿Cómo vas construyendo esos personajes? ¿Cómo influyó que los dos protagonistas de esta película sean personas tan cercanas a vos?

Los personajes aparecieron por la necesidad de la ficción. Cuando escribo pienso mucho en ellos, imagino sus rostros, su manera de hablar, sus preocupaciones, sus deseos. De algún modo los voy descubriendo junto con la película. También creo que cada vez me voy acostumbrando más a hacer películas con lo que tengo cerca, y por suerte tengo amigos con los que me gusta estar, pensar, hacer, por eso termino involucrándolos. Las cosas indefinidas está hecha con poco dinero. Podríamos decir que es una película pobre, pero yo me siento la persona más afortunada del mundo por poder filmar así, con personas que quiero y con quienes compartimos una cierta vivencia alrededor del cine y las películas.

En la película convive el cine digital con el analógico. ¿Cuándo comenzó tu interés por la materialidad del cine?

Comenzó hace mucho tiempo cuando empezaron a aparecer las pantallas, más específicamente en las cámaras fotográficas digitales. Creo que en ese momento me di cuenta de que algo estaba cambiando para siempre y que eso que estaba quedando atrás tenía una historia, una manera de relacionarnos con las imágenes muy distinta. En ese entonces nunca me hubiese imaginado que algún día haría películas.