Noticias
Competencia Argentina
Entrevista con Paloma Schachmann y Leandro Koch, directores de «Adentro mío estoy bailando»

Leandro es un camarógrafo que se gana la vida filmando casamientos. En una de esas fiestas se enamora de Paloma, una clarinetista de música klezmer. Cuando ella viaja a Europa del Este, él inventa un proyecto documental sobre este estilo de música para pasar tiempo con ella. En la vida real, Leandro y Paloma son Leandro Koch y Paloma Schachmann, y juntos dirigieron Adentro mío estoy bailando, que forma parte de la Competencia Argentina. Él es guionista y director. Estudió en la Universidad del Cine y formó parte del Programa de Cine de la Universidad Di Tella. Ella es cineasta y música especializada en música klezmer. Toca en varias bandas y dirige el proyecto Cultura Klezmer.
Al ver la película, es difícil distinguir cómo se fueron desencadenando las cosas. ¿Cómo surgió la idea, cómo la fueron estructurando y cuánto de lo que se ve apareció durante el rodaje?
Leandro Koch: En 2016, Paloma me dijo que quería hacer un documental sobre la música klezmer. El tema no me resultaba particularmente atractivo, pero sí tenía ganas de compartir con ella un proyecto. Esa anécdota la integramos a la narrativa de la película, mientras buscábamos la respuesta a la pregunta más importante que nos hacíamos después del viaje de investigación: ¿por qué la cultura ídish no pudo trascender en la historia como lo hizo su música?
Paloma Schachmann: El rodaje se llevó a cabo en cinco países, lo cual trajo muchísimos imprevistos (incluida la demora por la pandemia), así como un gran desafío. Durante todo el proceso, hasta el último momento del montaje, nos dimos la libertad de incluir nuestra propia experiencia como directores en los personajes que habíamos creado de nosotros mismos. El último elemento que incorporamos fue el de la narración en ídish, lo cual trajo a la superficie el sonido de esta lengua que le dio nombre a su cultura.
En la película se preguntan sobre las tradiciones, la identidad, la desaparición de ciertas culturas y también sobre la noción de pueblo. ¿A qué conclusiones llegaron después de terminar la película? ¿Por qué decidieron incluir estas cuestiones en la que a priori parecía una comedia romántica?
PS: En realidad lo de la comedia romántica vino luego de las preguntas, llegó como un dispositivo narrativo que nos habilitaba a expandir el tema hacia un público que no estuviera relacionado con él previamente. Las conclusiones que íbamos alcanzando las fuimos incorporando sobre todo en el personaje de Leandro.
LK: La pregunta sobre la desaparición de una cultura es compleja, tanto como lo es la definición de la propia identidad. En particular, hablar sobre la desaparición de la cultura ídish se volvió un pilar en la película, porque encerraba en su explicación una trama compleja que incluía la historia, la política y la noción de que es muy difícil hablar de procesos “naturales” cuando hablamos de culturas.
Toda la película gira alrededor de ausencias y de fantasmas de una cultura olvidada. ¿Encontrar vestigios de ella fue una dificultad para construir la película o, al contrario, los motivó a seguir adentrándose?
LK: Lo más difícil de construir alrededor de la ausencia de la cultura ídish fue que aquellas personas que aún guardan recuerdos pertenecen a la tercera edad. No solo teníamos el desafío de encontrarlas, sino también el apuro de lograr filmar a tiempo. Muchas personas que quisimos que estuvieran en la película murieron antes de que lográramos registrarlas, otras murieron sin poder ver la película terminada.
PS: No podría decir que la urgencia por filmar los rastros de aquello que parece estar desapareciendo se haya convertido en una motivación, pero sí en un apuro por realizar el rodaje y en seguir adelante con el proyecto frente a todas las dificultades que se presentaban. La real motivación más fuerte que tuvimos fueron las personas que íbamos conociendo durante el proceso, las culturas con las que nos cruzamos, que no solo nos inspiraron a seguir, sino que nos dejaron a nivel personal esa alegría que trae encontrar en el mundo gestos humanamente bellos.