Yannick

Sesenta y nueve minutos le bastaron a Quentin Dupieux para hacer una de las comedias del año. En uno de los teatros más antiguos de París, una compañía está representando una obra mediocre sobre un hombre que encuentra al amante de su esposa. El público no parece disfrutarla demasiado, pero el hastío de Yannick supera los límites esperables e interrumpe estrepitosamente la velada. “¡Me siento peor que cuando entré, y eso que tengo una vida horrible!”, reclama a los gritos. Tras sentirse ridiculizado por los actores, el joven saca un revólver y toma de rehén a todos los presentes. Como toda buena comedia, Yannick es en buena parte hilarante y, en otra, incómoda y provocadora. En las pocas declaraciones que escribió el cineasta y músico francés sobre su nueva locura, fue contundente: “El 99% de las películas son aburridas. Esta no es una de ellas”.